Una universidad decrépita, editorial

lunes, 26 de abril de 2010

Seguramente quienes hayan estudiado en la universidad pública española o lo estén haciendo se habrán dado cuenta que tiene muchas carencias: medios, formación práctica, profesorado... Incluso habrá quienes se hayan quejado del precio de las matrículas por elevado en función de la educación que se recibe.

Hoy se publica en EL PAÍS un reportaje sobre la viabilidad o no de subir las tasas de la universidad a quien pueda pagarlas para establecer un sistema de becas más potente, un nuevo debate abierto como consecuencia de la crisis.

En la actualidad se pagan de media 900 euros de matrícula -antes de la entrada de la moneda común europea el precio era casi la mitad- en la universidad española, cantidad que oscila en función de la titulación, cuando el coste real es de 8.000 euros. Hoy en día las becas se conceden 'independientemente' del nivel de renta: ¿quién no se ha encontrado con un compañero de ostensible solvencia económica que recibe becas? Hecha la ley hecha la trampa pero ahí ya entra en juego la moralidad de cada uno.

Sería justo subir esas tasas a quien pudiese pagarlas si aquellos que realmente no pueden costearse los estudios universitarios salieran beneficiados. Pero no sólo eso: también tendría que mejorar la calidad de la universidad para que pagar más no supusiese un 'atraco' porque a nadie le gusta que le suban los precios si no hay nada a cambio que le beneficie directamente.

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